Este fin de semana se me ocurrió la brillante idea de ir a la playa. En busca de sol y arena llené mi bolso lleno de sueños y bronceador para encaminarme hacia las costas maravillosas de Higuerote. Mi mamá un poco preocupada por lo del Huracán Thomas insistía en que no me fuera, porque "uno nunca sabe" En fin, como yo soy bien cabeza dura, me fui, con mi amiga Laura que estaba de cumpleaños, y ¿qué mejor manera de celebrarlo que tiradas al sol luciendo un traje de baño turquesa espectacular? Así que nos fuimos a Playa Kaleta, rodamos como 40 minutos desde el centro de Higuerote hasta Chirimena. Si no sabes llegar, no te compliques, hay letreros en la vía. El camino es largo y bien bonito, excepto por los cráteres en la carretera, tienes que estar bien pendiente no se te vaya a pinchar un chaucho, porque para que te auxilien va a ser una gozadera. Los 40 minutos de viaje, a una velocidad constante de 80km/h se hacen divertidos si vas coreando con tu amiga los exitazos de Bob Marley y UB40, no es cliché, pero escuchar reggae en la playa es muy buena onda. Además, a tu alrededor tienes una flora verdecita y un clima fértil bajo el túnel vegetal.
Cuando llegas al lugar, dejas tu automóvil y te dispones a bajar por la montaña hasta llegar a la playa. Parecíamos Bárbara Blade y Valentina Quintero saltando por la jungla, y justo ahí, estaba el mar, la arena y las rocas bailando merengue. ¡Agitadisimo! "Así que lo del Huracán no era broma" -pensé- Sin embargo, entramos al agua, sentíamos como la resaca nos halaba y nos despegabamos de la orilla, ella me salvaba a mi, y yo a ella, -se podrán imaginar- cuando logramos salir, nos sentamos consternadas y tristes por no tener una tabla para agarrar aquellas olas de 9 pies sólidos, Laura se queja por un dolor en el dedo anular del pie. "¿Y si es una fractura?" interrogaba mientras regresabamos al carro, yo me reía, "cómo te vas a fracturar el pie en semejante paraiso".
Ella continuaba preguntando que si por una frantura de un dedo te deben enyesar todo el pie. La pregunta se respondió esa misma noche al llegar a la ciudad y pasar por un ambulatorio. ¿Qué creen? ¡Fractura! Se lo pegaron, no se cómo, con cinta adesiva al dedo del medio. Y ahí anda, con cholitas, un saludo si estás leyendo amiga, el próximo fin volvemos a bajar.
Cuando llegas al lugar, dejas tu automóvil y te dispones a bajar por la montaña hasta llegar a la playa. Parecíamos Bárbara Blade y Valentina Quintero saltando por la jungla, y justo ahí, estaba el mar, la arena y las rocas bailando merengue. ¡Agitadisimo! "Así que lo del Huracán no era broma" -pensé- Sin embargo, entramos al agua, sentíamos como la resaca nos halaba y nos despegabamos de la orilla, ella me salvaba a mi, y yo a ella, -se podrán imaginar- cuando logramos salir, nos sentamos consternadas y tristes por no tener una tabla para agarrar aquellas olas de 9 pies sólidos, Laura se queja por un dolor en el dedo anular del pie. "¿Y si es una fractura?" interrogaba mientras regresabamos al carro, yo me reía, "cómo te vas a fracturar el pie en semejante paraiso".
Ella continuaba preguntando que si por una frantura de un dedo te deben enyesar todo el pie. La pregunta se respondió esa misma noche al llegar a la ciudad y pasar por un ambulatorio. ¿Qué creen? ¡Fractura! Se lo pegaron, no se cómo, con cinta adesiva al dedo del medio. Y ahí anda, con cholitas, un saludo si estás leyendo amiga, el próximo fin volvemos a bajar.
